Agapornis Pullarius

Otros nombres:

Inseparable de cabeza roja.

Subespecies:

Agapornis pullarius pullarius (Linnaeus, 1758), agapornis pullarius guineensis (Statius Müller, 1776), agapornis pullarius ugandae (Neumann, 1908)

Descripción:

agapornis pullarius

Esta especie de agapornis presenta diferencias entre macho y hembra. Asi, el macho tiene la cara y la frente de color rojo anaranjado. El cuerpo, principalmente es de color verde brillante, con tonos más amarillentos en zonas delanteras. Las plumas interiores de las alas son negras. El obispillo es azul y la cola es verde con una franja roja y negra. El pico es de color rojo. Tiene un diminuto anillo de plumas banquecinas alrededor del ojo. Las patas son grises. La hembra es muy similar al macho, pero el color rojo anaranjado de la cabeza es más pálido y no tiene una línea tan marcada, sino que se funde con el verde en plumas más amarillentas; las plumas de debajo de las alas son de color verde.

La longitud del cuerpo está alrededor de los 15 cm.

En el a. pullarius ugandae el obispillo es de un color azul menos intenso.

Parece ser que en Portugal se consiguió  la mutación lutino.

Es una especie muy nerviosa y asustadiza y muy sensible al frío. Tiene el canto más agradable de todos los agapornis.

Hábitat:

Se puede encontrar en casi toda el África central, en sabanas abiertas.




 

Alimentación:

Basada en mijo, bayas, semillas, frutos e higos.

 Reproducción:

Es la especie que se conoce desde hace más tiempo, sin embargo es la que más difícil ha resultado criar en cautividad. Esto se debe a que en libertad suele excavar el nido en termiteros, en las copas de los árboles o directamente a nivel del suelo. La hembra cava un túnel donde al final se encuentra la cámara y que rellena con hierba y corteza. Las termitas, normalmente agresivas, no hacen mucho caso de los inquilinos y les permiten anidar. Debido a la temperatura constante del nido cavado en el termitero, la hembra puede abandonarlo durante la incubación un tiempo prolongado.

En cautividad ha de poder cavar y para ello se les puede proporcionar  corcho que se les pondrá en una caja. Se ha comprobado que calentar el nido con esterillas, por ejemplo, a una temperatura de unos 27ºC, una vez los polluelos nacen, es importante. Como también lo es que la hembra pueda aportar humedad al nido dándose baños. La hembra puede llegar a poner hasta 7 huevos que harán eclosión alrededor de los 23 días de incubación. Importante también es que, una vez los polluelos salgan del nido mantenerles en un ambiente con una temperatura templada.

Así pues, es una especie para expertos criadores.

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